El gobernador socialista, Miguel Lifschitz, presentó en la Legislatura un proyecto para la "desafectación y autorización de venta" del predio donde actualmente funciona la Unidad Penitenciaria N°3 en una de las manzanas más exclusivas de la zona centro de Rosario. La enajenación del solar, ubicado entre las calles Zeballos, Ricchieri, Montevideo y Suipacha, generó una airada reacción desde la oposición al socialismo.

El edificio fue inaugurado en el año 1888 y cuenta con la protección de Patrimonio Histórico municipal. Ahora, el ejecutivo provincial pretende descatalogar el inmueble para venderlo y con ese presupuesto destinarlo a la construcción de una nueva cárcel modelo en algún lugar no urbanizado del Gran Rosario.

El expediente, que ingresó en la Legislatura provincial en agosto del año pasado, podría ser tratado antes del 10 de diciembre cuando cambien las autoridades de las Cámaras. Por tal motivo, el bloque de Ciudad Futura encendió las alarmas en el Concejo Municipal de Rosario a través de una declaración expresando preocupación por la propuesta del socialismo.

"Nos oponemos a la privatización de esas tierras y creemos que tienen que seguir en manos públicas para un desarrollo estratégico", planteó Juan Monteverde, presidente del bloque de izquierda.

 Nos oponemos a la privatización de esas tierras y creemos que tienen que seguir en manos públicas para un desarrollo estratégico 

Para Ciudad Futura, la desafectación de la manzana que está ubicada en un lugar estratégico del macrocentro rosarino es una oportunidad para abordar uno de los problemas más graves que enfrenta Rosario que es el déficit habitacional.

Es que como ocurre en las grandes urbanizaciones, la disponibilidad de terrenos, con infraestructura y conectividad constituyen los principales inconvenientes a la hora de desarrollar políticas de viviendas, explicó Monteverde.

Juan Monteverde, concejal de Ciudad Futura.

Con el inicio del nuevo siglo e impulsado por el boom de la soja, las ex áreas industriales, pegadas a la costa de Rosario, fueron el objetivo más codiciado por las desarrolladoras que iniciaron un proceso de gentrificación con el emplazamiento de edificios cinco estrellas y reciclado de casonas top mientras que los programas de viviendas para la clase media se tuvieron que conformar en las afueras de la ciudad.

La idea que esbozó Monteverde fue la de levantar un complejo de viviendas municipales destinadas a inquilinos para "crear una nueva modalidad y que no solo el mercado regule los precios de los alquileres. Según el INDEC, el 60% de argentinos vive con menos de 20 mil pesos y un alquiler promedio en nuestra ciudad no baja los 10 mil", argumentó el edil.

A su turno, Caren Tepp, del mismo bloque, pidió que la declaración que emita el Concejo de Rosario se gire a la Cámara de Diputados para "que se abstengan de aprobarla sin la voluntad expresa del cuerpo político de esta ciudad".

Quienes sorprendieron fueron los concejales del bloque de Cambiemos que también se opusieron al proyecto de Lifschitz. El edil Carlos Cardozo consideró que "hay temas que no tienen sentido que se apuren en el marco de una transición política como la que se está llevando adelante tanto a nivel provincial como municipal", en relación a los cambios de gobierno a partir del 10 de diciembre.

Fue el concejal socialista Horacio Ghirardi quien salió en defensa del proyecto propuesto por Lifschitz y recordó que "el gobierno del Frente Progresista fue la gestión que más hectáreas incorporó al Estado y que llevó adelante el plan de viviendas más ambicioso para la región".

Además, destacó que el objetivo de la venta es poder reemplazar la Unidad Penitenciaria por una cárcel modelo ya que a pesar de tener 130 años, el edificio continúa albergando a presos en condiciones muy poco dignas. A pesar de los esfuerzos, los socialistas y aliados perdieron la votación 19 a 4.

En la oposición, y por lo bajo, aseguran que detrás de la desafectación y venta del lote se esconde el interés de las principales desarrolladoras de la ciudad que ya en otras oportunidades intentaron hacerse del jugoso negocio que promete una manzana como la que está en discusión.